La demografía representa uno de los principales constituyentes de la democracia numérica. Si Estados Unidos (EU) no sucumbe a la aventura fascista y/o al apartheid de su minoría plutocrática, su nueva democracia generacional está ya marcada por la recomposición demográfica en los próximos 40 años: el ascenso de la hibridación multicultural. La elección del mulato hawaiano Barack Obama (Barack proviene del árabe baraca que significa “bendito”) representa el inicio de una revolución democrática pacífica y multirracial, pero sustentada en el cambio demográfico [...] Se trata de “un nuevo EU” que rompe radicalmente con el “viejo EU” decimonónico (cuando 85 por ciento de la población era wasp), en espera de la principal mayoría étnica que será latina y de preponderancia mexicana [...] El voto mexicano y, por extensión, el sufragio latino, prácticamente dio casi la tercera parte de los votos del colegio electoral al mulato Obama [...] Ahora el voto masculino blanco ha disminuido, mientras el voto de los otros grupos etnodemográficos se ha incrementado en forma asombrosa [...] Murió el hombre blanco unipolar. ¡Viva el nuevo hombre multicultural!
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