Con la ayuda de la televisión, Calderón ya comenzó a borrar a los muertos. De los 159 que habían contado ahora sólo aparecen siete. Los demás aparentemente fallecieron de dolor de muelas. No es nada original. Igual hicieron los priístas cuando Tlaltelolco, en el 68, y en el 85, cuando el gran temblor. Quiere ocultar el número real de personas que siguen falleciendo por efectos de la influenza complicada con la miseria, la precariedad del sistema de salud pública, la tardanza con que lanzaron la alerta, en resumen, la ineptitud y la corrupción gubernamentales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario