La oficina de la Estrategia Internacional de reducción de Desastres (ISDR, por sus siglas en inglés) de la ONU confirmó ayer lo que todo mundo sabe: que habría podido evitarse la tragedia en la que se encuentran sumidos Tabasco y parte de Chiapas por las gravísimas inundaciones y las salidas de cauce de los ríos de la región. La dependencia de Naciones Unidas ni siquiera se refería a la no realizada construcción de obras de regulación hidráulica para la que se destinaron presupuestos que ahora no aparecen por ningún lado: habló, simplemente, de la falta de un sistema de alerta temprana: “Las inundaciones son uno de los peligros naturales más anunciados, esperados y fáciles de predecir, y sin embargo no se hace lo suficiente para preparar y proteger a los pobres, los más afectados por esos fenómenos; los pobres tienen menos posibilidades de adaptar sus condiciones de vida antes y después de las inundaciones, y con frecuencia se ven obligados por las circunstancias a vivir en zonas de alto riesgo”, señaló Salvador Briceño, director de la ISDR.
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