lunes, septiembre 10, 2007

Arte y Sociedad en Venezuela

Fantástico”, “impresionante” y “apoteósico” fueron algunos de los adjetivos que se escucharon entre los asistentes al concierto de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar en Bonn. El concierto, parte de la edición 2007 del Festival Internacional Beethoven, era esperado con expectación. La sala Beethoven, que lleva el nombre del hijo más ilustre de Bonn, tenía las localidades agotadas desde hace meses. El público dedicó una entusiasta ovación de 15 minutos a los jóvenes músicos de la orquesta y a su director, el prodigio venezolano Gustavo Dudamel [...] “Es el talento más impresionante con el que me he topado”, dijo Simon Rattle, director de la Filarmónica de Berlín [...] Dudamel, quien acaba de ser nombrado director de la Filarmónica de Los Ángeles a partir de 2008, es visto en la tierra de Bach y Beethoven como un milagro, un acertijo que todos quieren entender y, de ser posible, imitar [...] Dudamel, al igual que otros jóvenes talentos venezolanos, es producto de un experimento que comenzó hace 32 años el organista, compositor y economista José Antonio Abreu, fundador de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y de la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles [...] “Nosotros teníamos que garantizar el acceso de todo niño y joven de clase baja y popular a la formación instrumental y vocal. Ése fue el ideal del proyecto desde el principio. La manera más adecuada para hacerlo era promover una red nacional de coros y orquestas juveniles e infantiles y así se consiguió” [...] El visionario director de 68 años fue el hazmerreír de Venezuela cuando reunió en un garaje a 11 jóvenes músicos para una audición en 1975. Se había propuesto crear un sistema nacional que generara músicos en un momento en que había sólo dos orquestas integradas por emigrantes europeos [...] Hoy en día el prespuesto anual, equivalente a unos 45 millones de euros, se financia con fondos públicos y privados [...] “En América Latina se ha roto el paradigma aristocratizante que estigmatizó el arte durante siglos. El pleno acceso del pueblo a los predios de la educación musical y de la educación artística en general significa una revolución. El niño de escasos recursos rompe el círculo vicioso de la pobreza convirtiéndose en un rico espiritual, y eso le permite vencer la pobreza material. La formación musical convierte a centenares de miles de excluidos en incluidos; además, el niño y el joven involucran a su familia, a su vecindario, a su comunidad. De manera que en los barrios marginales la orquesta es el centro de la vida espiritual más desarrollada y digna” [...] Dudamel empezó a estudiar violín a los siete años en Barquisimeto, a unos 350 kilómetros al oeste de Caracas. Se convirtió en uno de los violinistas más talentosos de la orquesta infantil de la provincia de Lara y comenzó a dirigir la Simón Bolívar a los 18. Otra estrella fulgurante producto de esta iniciativa es el contrabajista Edicson Ruiz, que ingresó hace cuatro años a la Filarmónica de Berlín, a la edad de 17. Empezó a estudiar música a los nueve, cuando trabajaba medio tiempo en un supermercado para ayudar a su madre. La prensa alemana lo llamó El milagro de Caracas por la sorprendente madurez con que toca y los sonidos que es capaz de sacar de la caja de su instrumento.

1 comentario:

Flakushis dijo...

Qué fregonsote!!!
Ojalá la derecha abriera los ojos y volteara al sur.