viernes, septiembre 28, 2007

Paralelismos

Al tiempo que la represión militar contra las protestas de los monjes se intensifica, los paralelismos con los acontecimientos que culminaron con las matanzas de 1988 se vuelven más fuertes.

La presente crisis comenzó el mes pasado, cuando el gobierno incrementó súbitamente el precio de los combustibles en 50 por ciento, volviendo imposible la vida diaria de los empobrecidos habitantes de Myanmar, antigua Birmania. La crisis de 88 comenzó de manera similar, con una torpe y atrabancada medida económica, cuando el dictador general Ne Win devaluó los billetes de alta denominación repentinamente, de tal suerte que los ahorros de millones de personas desaparecieron sin que se les diera compensación alguna [...] En 19 años, poco ha cambiado. Los generales continúan desvalijando al país y se benefician operando vastas redes clandestinas de economía informal basadas en el tráfico de drogas, piedras preciosas, madera y gas [. ..] A principios de agosto, líderes estudiantiles convocaron a una huelga general y demandaron la salida de los generales del poder, la liberación de los prisioneros políticos, la restauración de la democracia y el fin de los abusos contra los derechos humanos: todo esto es muy semejante a lo se que demandó en las protestas de esta semana. Entonces, también se convocó a la enorme marcha para el 8/8/88, día que se recordará de manera infame pues en esa fecha los militares apuntaron sus armas contra los rebeldes y mataron a 3 mil de ellos [...] El Consejo para la Paz del Estado y el Desarrollo, que es como se autonombra el régimen, ha enseñado los dientes durante los últimos dos días. Pero se trata de la misma junta militar que en 1988 quitó la vida a unos 10 mil opositores y mató a 3 mil de ellos tan sólo en el horrible agosto que siguió a los primeros actos [...]
Se cree que tanto en la actual situación, como en la que se dio en 1988, las tropas han sido trasladadas de las áreas insurgentes a Rangún, como una manera garantizar que cuando se les dé la orden de disparar a civiles desarmados (y probables hijos de Buda), no va a haber escrúpulos. Se puede confiar en que los curtidos y brutales soldados que han servido en el este acaten dichas órdenes sin miramientos.

Paralelismos entre la actual ... La Jornada.

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